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Mostrando entradas de mayo, 2018

EL BURRO Y EL CAMPESINO

Había una vez un campesino llamado Juan, que tenía un huerto muy grande en un pueblo llamado Tomelloso. En el cultivaba de todo: tomates, lechugas, cebollas, apio, etc. También tenía un burro llamado Valiente; no era ni grande ni pequeño. Valiente le ayudaba a hacer las faenas del campo, pero Juan se portaba mal con Valiente: no le daba de comer, le trataba mal, etc. Valiente cada noche estaba muy triste, miraba su estrella favorita y le pedía un deseo: que Juan se portara bien con él. Una noche, la estrella le dijo a Valiente que cuando Juan le pidiera ayuda, él se negara, hasta que lo tratase bien; ya que para pedir ayuda y querer que te ayuden, hay que ser amable. A la mañana siguiente, Juan le pidió a Valiente si le podía ayudar con las faenas del campo, y Valiente hizo caso a la estrella y se negó a ayudarle. Juan se enfadó con él por no querer ayudarle y Valiente le explicó por qué no le ayudaba. Le dijo que estaba triste porque le trataba muy mal. El campesino recapacitó y no

SON EXCUSAS

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Si no hay razones busco excusas para colarme en tus ensoñaciones. Para que sean mis ojos   los que anhelas ver cuando despiertas, para que sean mis ojos   los que ves mientras duermes. Y si no hay razones buscaré excusas para sentirme libre de ataduras. Y sin impedimentos poder desearte, que de esta pena yo tenga cura. Porque no hay razones, pero tengo excusas para que mi corazón te busque aun cuando mi razón te rehúya.

RECORDEMOS...

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Recordemos... Cuando caminábamos juntos por los parterres, sin rozar nuestras manos. Cuando nuestros corazones latían acompasados y nuestras miradas furtivas se cruzaban de reojo, de vez en cuando, tímidas, juguetonas, como ese amor adolescente por el que no pasaban los años. Recordemos... Cuando los primeros compases de una acordeón sonaban evocando un viejo tango argentino y tú me decías: "¿Bailamos?". Y yo seguía tus pasos aunque no supiera a dónde me estabas llevando. Juntos todo lo teníamos. Todo lo que éramos, todo lo que soñábamos, todo era bonito. Todo era posible... Todo. Ser como esas palomas que volaban juntas, libres, felices, eternos, con un futuro por delante solo para nosotros. Abrir nuestras alas y volar, ser libres... Soñar. Ahora paseo por estos parterres y aunque ya nada es igual, solo se me ocurre decirte una cosa: "¿Recordamos?".